OJO SECO
El ojo seco es una de las enfermedades oculares más frecuentes en la población, especialmente entre las personas de mayor edad, aunque cada vez afecta más a personas jóvenes. Se caracteriza por una falta de lágrimas que impide conservar el ojo húmedo y confortable, provocando irritabilidad y malestar.
¿Qué es el ojo seco?
La producción normal de lágrimas en el ojo es constante, sin necesidad de llorar. La función de las lágrimas es mantener el ojo húmedo y con ello contribuir a la buena calidad visual, teniendo además funciones de nutrición de la córnea y protección frente a ciertas infecciones. Hablamos de ojo seco cuando la secreción basal de lágrimas está disminuida, aunque en ciertos casos el paciente pueda llorar con normalidad ante irritaciones o emociones.
¿Qué síntomas produce?
Sensación de arenilla y cuerpo extraño, ardor, quemazón, sensibilidad a la luz, molestias al parpadear, sensación de ojos cansados, irritación en ambientes secos o con humos, e incluso ojos llorosos como respuesta a la irritación.
¿Cuáles son sus causas?
Hay diferentes causas, pero básicamente se deben a alteraciones en la producción lagrimal o en la superficie ocular producidas por la edad, consumo de medicamentos antidepresivos, uso de lentes de contacto, parpadeo inadecuado, etc. Últimamente, cada vez más paciente jóvenes refieren síntomas de ojo seco, cuando trabajan muchas horas delante del ordenador. También puede relacionarse con enfermedades del tiroides y la artritis entre otras. Destaca el síndrome de Sjögren, una enfermedad inmunológica que produce disminución de la secreción de lágrimas y de saliva.
¿Cómo se trata?
Un examen oftalmológico previo nos permitirá indicar en cada paciente el tratamiento adecuado. El más común es el uso de lágrimas artificiales en colirio, que reproducen las principales características de las lágrimas naturales. En algunos casos también se pueden aplicar geles oftálmicos, ungüentos y antiinflamatorios, o usar humidificadores ambientales y lentes protectores. Actualmente además intentamos estimular la glándula lagrimal con medicamentos, para aumentar la producción de lágrimas. Finalmente, también existen soluciones quirúrgicas para obstruir temporal o permanentemente los canales de drenaje de las lágrimas y que estas permanezcan en el ojo el mayor tiempo posible.